Impulsar la circularidad del agua, clave para un futuro sostenible
La transformación hacia un modelo más basado en la economía circular permite potenciar la resiliencia hídrica frente a la sequía y preservar la disponibilidad del agua para la agricultura, la industria y las ciudades.
Es una realidad: el cambio climático impacta directamente sobre la disponibilidad de los recursos hídricos, con episodios meteorológicos extremos (inundaciones, sequías, etc.) cada vez más frecuentes. La gestión del agua se halla en un momento crucial. Es necesario dar el impulso definitivo hacia un modelo circular que permita depender cada vez menos de la lluvia, diversificar las fuentes de abastecimiento y salvaguardar este recurso natural insustituible para la vida y el planeta.
El Día Mundial del Agua, que se celebra el 22 de marzo, subraya este año, bajo el lema ‘Agua para la paz’, el papel del agua como elemento fundamental en la estabilidad y el progreso de las sociedades. Precisamente esta cooperación entre comunidades y países resulta esencial a la hora de garantizar el acceso al agua y saneamiento universal para todas las personas, el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) número 6 establecido en la Agenda 2030.
Según Naciones Unidas, en el contexto actual de crecimiento de la población y también de demanda de alimentos, se prevé un incremento de las necesidades de recursos hídricos de entre el 20% y el 30% hasta 2050. España es uno de los países de la Unión Europea más afectados por el cambio climático. Sin duda, la escasez del agua será en un futuro próximo, uno de los grandes desafíos, incluso en aquellas zonas que históricamente no habían padecido falta de agua.
La regeneración o cómo darle al agua una nueva vida
Frente a este desafío, se evidencia cada vez más la necesidad de impulsar la regeneración, es decir; el tratamiento avanzado del agua residual que permite reutilizarla con todas las garantías de calidad, con el fin de devolverla a la naturaleza o emplearla en nuevos usos como la agricultura, el riego de zonas verdes y la limpieza de calles en las ciudades o para las industrias.
Aquarbe, parte del grupo Veolia, referente mundial de la transformación ecológica por sus actividades en los sectores del agua, los residuos y la energía, integra los principios de la economía circular en el centro de sus actividades y apuesta de forma decidida por la reutilización del agua. Para ello, es necesaria una transformación ecológica y digital del ciclo del agua, la cual debe ir ligada a la innovación, para contribuir a la eficiencia y sostenibilidad de los recursos. Cetaqua, centro tecnológico del agua, trabaja de la mano de Aquarbe, promoviendo soluciones tecnológicas que fomenten la economía circular, a través de la recuperación de recursos y el establecimiento de sinergias con otros sectores productivos.
En definitiva, el agua regenerada se presenta como fuente alternativa y complementaria que contribuirá a la sostenibilidad del ciclo integral del agua.
Facilitará una gestión eficaz y sostenible, al tratarse de agua de proximidad, accesible y estable, y permitirá no depender exclusivamente de las condiciones climáticas.
Motor de progreso social
Además de realizar una gestión sostenible de los recursos naturales, Aquarbe impulsa medidas para mejorar la calidad de vida de las personas, con su programa Aquarbe Contigo, poniendo especial foco en los colectivos en situación de vulnerabilidad.
Mejorar el futuro y las oportunidades de las nuevas generaciones son también aspectos fundamentales para el desarrollo sostenible de la comunidad. Gracias a programas educativos como Aqualogía, los escolares conocen el ciclo del agua, la importancia de hacer un consumo responsable y de cuidar el medio ambiente. Así, a través de la creación de oportunidades educativas o la mejora de la empleabilidad, entre otras acciones destacadas, la empresa se posiciona como un actor determinante en la promoción del desarrollo sostenible y el bienestar social.
La colaboración sostenida con las administraciones y los actores locales ha sido clave en la trayectoria de la empresa, y sin duda señala el camino. Es fundamental seguir impulsando acciones colectivas transformadoras para avanzar en un modelo de gestión del agua más sostenible, resiliente e inclusivo, para las generaciones futuras.